A tres mil ochocientos setenta metros sobre el nivel del mar, se dibuja Nahualac, un estanque de agua, ubicado en las faldas del volcán Iztaccíhuatl, en los límites entre el estado de Puebla y el Estado de México.
Algunos mitos mesoamericanos sobre la creación del mundo señalan que Cipactli, el monstruo de la tierra, flotaba sobre las aguas primigenias y a partir de su cuerpo se creó el cielo y la tierra. En este sentido, Nahualac, podría emular dicha concepción, ya que la existencia de un tetzacualco (adoratorio) en medio de un estanque natural y el efecto óptico que se produce en el espejo de agua, del que pareciera que la estructura emana, hace sugerir que el lugar es la representación de un tiempo y espacio primigenio.
El entorno natural que rodea el estanque, también guarda un estrecho vínculo con los significados rituales del espejo: el“quincunce”mesoamericano, es decir, la representación de los cuatro rumbos del universo, cuyo centro manifiesta el punto de encuentro entre los planos cósmicos.
Fragmentos de un artículo Del National Geographic Traveler Fecha: 2018-01-15